Por Takaya Yamaguchi y Tetsushi Kajimoto
TOKIO (Reuters) – Japón se compromete a anteponer el crecimiento económico a la reforma fiscal, dijo el Gobierno del primer ministro Fumio Kishida en su borrador del marco político de mitad de año, al tiempo que señaló el fin del gasto de estímulo en modo crisis para volver a uno en “tiempos de paz”.
El borrador del plan, que se presentó el miércoles en el principal panel de asesores económicos de Kishida, subraya el reto que supone para el dirigente, considerado un halcón fiscal, lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y la consolidación fiscal.
Japón tiene la mayor deuda pública del mundo industrializado, que duplica con creces el tamaño de su economía, la tercera mayor del mundo. Como muchos otros países, se enfrenta ahora a tensiones fiscales adicionales debido al fuerte gasto desplegado para amortiguar el golpe económico de la pandemia de COVID-19.
“A medida que salimos de la crisis del coronavirus y la economía se normaliza, nos esforzamos por evitar que el gasto fiscal en tiempos de crisis se prolongue, al tiempo que volvemos a situar la estructura del gasto en tiempos de paz”, decía el borrador del informe.
El Consejo de Ministros de Kishida aprobará este mes el marco político, que es objeto de gran atención, junto con otro plan de acción sobre su programa de “nuevo capitalismo”.
“Japón ha sido un caso atípico de la tendencia mundial que se ha alejado del estímulo en modo crisis. La normalización de las políticas es sin duda un paso en la dirección correcta”, afirmó Takahide Kiuchi, economista ejecutivo del Instituto de Investigación Nomura.
“Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo, dados sus grandes planes de gasto, con la duplicación del gasto en defensa y guarderías”, añadió, señalando que los legisladores también se estaban preparando para unas posibles elecciones generales.
Por segundo año consecutivo, el marco no fija un plazo concreto para equilibrar el presupuesto, lo que refleja un compromiso que Kishida podría alcanzar con las fuerzas reflacionistas de su propio Partido Liberal Democrático (PLDP). Los analistas consideran que el objetivo de equilibrio presupuestario es más bien simbólico.
“No abandonaremos la bandera de la reforma fiscal”, declaró a la prensa el ministro de Economía, Shigeyuki Goto, tras la reunión del grupo. “No hay ningún cambio en la postura del Gobierno de esforzarse por lograr un superávit presupuestario primario en el año fiscal 2025”, añadió Goto.
En la actualidad, Japón aspira a alcanzar un superávit presupuestario primario, que excluye la venta de nuevos bonos y los costes del servicio de la deuda, en el ejercicio fiscal que finaliza en marzo de 2026.
El objetivo se fijó originalmente para principios de la década de 2010, pero se ha retrasado cuatro veces desde entonces.
Varias rondas de fuertes gastos de estímulo para hacer frente a la pandemia elevaron el presupuesto anual de unos 100 billones de yenes a unos 140 billones de yenes (1 billón de dólares) durante el periodo fiscal 2020-2022.
El retraso de Japón en la reducción de la generosidad fiscal ha llevado al Fondo Monetario Internacional (FMI) a instar al país a proseguir la consolidación fiscal, compensando cualquier aumento del gasto público con medidas para aumentar los ingresos.
El marco dijo que el gobierno llevará a cabo una revisión de cualquier progreso de su reforma fiscal en el año fiscal 2024 con el fin de crear una economía a medio plazo y el esquema fiscal.
Desde que asumió el cargo en octubre de 2021, Kishida ha prometido lograr un círculo virtuoso de crecimiento y redistribución bajo su “nuevo capitalismo”, al tiempo que ha sugerido que las políticas de estímulo de las administraciones anteriores crearon división social y desigualdad.
El borrador incluye la ampliación de nuevas medidas para el cuidado de los niños y el patrimonio de los hogares, así como la revisión de las empresas de gestión de activos. También busca la reforma laboral, la necesidad de hacer frente a la inteligencia artificial (IA), fortalecer las cadenas de suministro y promover las empresas de nueva creación y la transformación ecológica y digital.
“Llevaremos a cabo un crecimiento sostenible movilizando reformas presupuestarias, fiscales y regulatorias, con el objetivo de salir de la deflación y superar la caída de la natalidad”, afirma.
“Llevaremos a cabo una política flexible colaborando estrechamente con el Banco de Japón”, que aspira al objetivo de inflación del 2% acompañado de subidas salariales.
(1$ = 139,4600 yenes)
(Este artículo se ha vuelto a redactar para corregir el titular)
Source: INVESTING