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Por Pratima Desai
LONDRES (Reuters) – Los mercados de metales industriales que esperan una mejora de la demanda y un repunte de los precios podrían tener que esperar unos meses más, ya que es probable que los vientos en contra del lento crecimiento dominen el panorama económico durante algún tiempo.
Desde que alcanzara máximos históricos en marzo gracias a un repunte impulsado por la inquietud ante las interrupciones del suministro de materias primas procedentes de Rusia, se ha desplomado un 22%, el aluminio un 41% y el zinc un 39%.
El níquel y el estaño han caído un 50% y un 70% respectivamente. El plomo, metal para baterías, gracias a la escasez de suministros y existencias y a su inclusión en un índice de materias primas a partir de enero, se ha comportado mejor, con una caída de sólo el 15% desde marzo.
La inflación galopante, el bloqueo de los COVID en China, principal consumidor, y las agresivas subidas de los tipos de interés son las causas de la debilidad económica y del menguante crecimiento de la demanda de metales industriales como el cobre, utilizado en los sectores de la energía y la construcción.
“El panorama macro en 2023 rima con 2022 y muchas de las crisis que se desarrollaron este año reverberarán en el próximo”, dijeron los analistas de Bank of America (NYSE:) en una nota.
Sin embargo, BoA señaló que los precios de los metales ya habían caído significativamente y que en el primer semestre del próximo año superarán a los de la energía.
La reacción instintiva a la reciente relajación de los controles de COVID por parte de China fue hacer subir los precios de metales como el aluminio, utilizado en el transporte, los envases y la construcción, pero el aumento de las infecciones ha hecho que se reconsideren.
La subida de los tipos de interés en Estados Unidos se traduce en el fortalecimiento de la divisa estadounidense, lo que supone un doble golpe para el cobre, que cotizaba a 8.450 dólares la tonelada a las 1210 GMT, el aluminio a 2.420 dólares, el zinc a 3.000 dólares, el plomo a 2.290 dólares, el estaño a 25.350 dólares y el níquel a 30.530 dólares.
“Esperamos que el cobre caiga hasta los 7.800 dólares la tonelada en los próximos tres meses, ya que el fin de la reposición de existencias de productos acabados, el aumento de la producción de las fundiciones, la debilidad estacional y la debilidad del consumo mundial de uso final llevan al mercado al superávit”, dijeron los analistas de Citi en una nota.
El panorama del níquel se ve ensombrecido por el fiasco comercial de marzo en la Bolsa de Metales de Londres, que creó una crisis de confianza en el contrato que provocó una caída de los volúmenes y la liquidez.
“Mientras persistan estas condiciones, podemos esperar episodios continuados de elevada volatilidad del precio del níquel, aunque creemos que nuestra visión fundamental bajista acabará imponiéndose”, dijo Citi.
Utilizado principalmente para fabricar acero inoxidable, el níquel es ahora también un material clave para las baterías de los vehículos eléctricos.
En el caso del estaño, uno de los principales problemas es que los consumidores se aprietan el cinturón, lo que ha afectado a la demanda de productos electrónicos.
“La ralentización de la demanda (de estaño) quizá quede mejor ilustrada por la facturación mundial de semiconductores, que había retrocedido un 18% en septiembre, desde que alcanzara un máximo histórico en febrero”, señalaron los analistas de Macquarie en una nota.
Source: INVESTING