se mantiene obstinadamente en un rango lateral a pesar del repunte del dólar y el retroceso de otros activos de riesgo en la última semana y media, con datos semanales de producción e inventarios comerciales que pintan un panorama relativamente contradictorio.
El crudo comercial estadounidense sigue aumentando de forma constante, con un incremento de 7,6 millones de barriles hasta los 479 millones de barriles la semana pasada. Los inventarios comerciales solo han sido más altos durante el exceso de oferta de 2016-2017 y los primeros recortes más severos de 2020. También prestamos atención a la tasa de acumulación, ya que las existencias son ahora un 15,1% superiores a las de hace un año.
El Gobierno estadounidense ha pospuesto su inicio de reposición de existencias, a pesar de que apenas ha vendido petróleo desde principios de año. La estabilidad de precios parece obligar a EE.UU. a posponer sus planes de compra de petróleo de reserva, para no hacer subir más los precios y la inflación.
El fuerte aumento de los inventarios se ha visto mientras que la producción se ha estabilizado en 12,3 millones de BPD durante las últimas tres semanas. En comparación con la forma en que Estados Unidos aumentó la producción desde mediados de 2011 hasta mediados de 2015 y desde octubre de 2016 hasta marzo de 2020, ahora vemos un aumento progresivo. A juzgar por esta dinámica, Estados Unidos no tiene prisa por recuperar la cuota de mercado de petróleo que Rusia y la OPEP están perdiendo.
Una visión aún más prudente de las perspectivas de la demanda de petróleo sugiere una tendencia en el número de plataformas en funcionamiento. Según el informe del viernes de Baker Hughes, el número de plataformas petrolíferas descendió a 600 la semana pasada, ligeramente por debajo del máximo de 627 alcanzado a principios de diciembre del año pasado.
La sabiduría convencional es que la tendencia de la actividad de perforación va 6-9 meses por delante de la dirección de la producción. Aun así, un aumento gradual de la eficiencia de la producción puede explicar el ligero retroceso actual. Sólo merece la pena prestar atención a los desplomes catastróficos de este indicador, como en 2014-15 y 2020. A su vez, la tendencia de los precios a largo plazo determina la dinámica de la actividad de perforación.
En los últimos tres meses, se ha comprado en los descensos hacia los 73 $, impulsado tanto por los recortes de producción de la OPEP+ como por los indicios de una economía más fuerte. Sin embargo, supongamos que la Fed enfría efectivamente la economía hasta el punto de reducir la demanda. En ese caso, es poco probable que el apoyo local resista la presión vendedora, lo que abriría el camino a la caída de los precios hasta que se anuncie un cambio en la política de la Fed.
Source: INVESTING