Cuando se trata del análisis técnico me adhiero a la filosofía KISS: ¡Mantenlo Simple, Estúpido! Cuanto más complejo se vuelve, más pierde su utilidad, en mi opinión, el estudio de gráficos y patrones de precios.
En este sentido, he observado un patrón escalonado muy sencillo en la tendencia de los precios en los últimos 25 años aproximadamente. Los precios suben hasta que alcanzan un techo, indicado por una línea de tendencia descendente, momento en el que se consolidan durante un tiempo.
Durante las fases alcistas, como la observada de 2002 a 2011, estos periodos de consolidación no violan de forma sostenible la línea de tendencia anterior; durante las fases bajistas, sí. Curiosamente, estas líneas de tendencia han creado una serie de líneas paralelas que pueden ayudar a identificar zonas de soporte y resistencia para futuros rangos de consolidación.
La evolución del precio del oro en los últimos años ha dado lugar a otro rango de consolidación. El soporte de este rango se remonta al máximo del mercado alcista alcanzado hace poco más de una década.
Si añadimos otra línea de tendencia paralela por encima de los máximos de los últimos dos años, tenemos una resistencia técnica, que se volvió a probar el mes pasado justo antes de que los precios del oro retrocedieran recientemente. Si la fase alcista que comenzó en 2016 va a continuar, los precios del oro se romperán y empujarán a nuevos máximos históricos.
Por el contrario, una ruptura sostenible por debajo de los mínimos recientes significaría que ha comenzado una nueva fase bajista. Y aquí es donde resultan útiles otros indicadores y disciplinas. Porque cuanto más tiempo permanezca elevada la inflación y la Reserva Federal detrás de la curva, mayor será la probabilidad de una ruptura frente a un desplome.
Source: INVESTING